En Nueva York me sentí como en casa porque todo el mundo me parecía raro, más raro que yo.
La luz neoyorquina resalta las aristas y los recovecos del carácter y traza perfiles singulares. Las peculiaridades de cada uno se hacen visibles y cualquier persona normalita, bien mirada, muestra un punto excéntrico. Quizá sea por el trajín, por el relativo desarraigo o por el desorden horario de una metrópoli que no duerme (eso es rigurosamente cierto), o porque la gente se libera de ciertos convencionalismos.
La luz neoyorquina resalta las aristas y los recovecos del carácter y traza perfiles singulares. Las peculiaridades de cada uno se hacen visibles y cualquier persona normalita, bien mirada, muestra un punto excéntrico. Quizá sea por el trajín, por el relativo desarraigo o por el desorden horario de una metrópoli que no duerme (eso es rigurosamente cierto), o porque la gente se libera de ciertos convencionalismos.
Historias de Nueva York. Enric González.
9 comentarios:
Genial.
Gracias chapiniki!!
Me lo imprimo para cuando vaya a cagar
Me lo imprimo para cuando vaya a cagar semen
me lo cago cuando a imprimir vaya
Me lo imprimo para cuando vaya a cagar
Me lo imprimo para cuando vaya a cagar
Ya lo tengo impreso para cuando vaya a cagar
Me lo imprimo para cuando vaya a cagar
Publicar un comentario