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Cualquier vida neoyorquina, desde la más solitaria y retraída hasta la más mundana y ajetreada, posee, me parece, una rara intensidad. Quizá no se trate de intensidad, sino de alboroto superficial, pero entretiene lo mismo. El monólogo interno del individuo se ve alterado de continuo, aunque se encierre en casa, por las luces, los sonidos, los olores, el zumbido omnipresente de la dinamo urbana y las palabras, millones de palabras siempre en el aire.

Historias de Nueva York. Enric González.

2 comentarios:

Enrique Chapín dijo...

Una sorpresa muy agradable.

Dinamismo y luz, geniales instantáneas de Nueva York.

Feliz semana.

alicia dijo...

Chapiniki; eso fué Nueva York para mi, luz, movimientos, ruido, color.... Y mucho más!

Gracias por pasar!!